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Sobre el cerebro y la neuroplasticidad

Foto del escritor: LOGRO comunidad educativaLOGRO comunidad educativa

Cada uno de nosotros es un complejo mundo de interconexiones. Nuestra sopa genética sumada a nuestra exposición al medioambiente junto a nuestras propias construcciones nos hacen las personas que actualmente habitamos el presente.

Y resulta que, encima, ¡se nos ocurrió ser maestros!

La neuroplasticidad nos permite no permanecer estáticos: no ser un conjunto de condiciones prefabricadas y de saberes predestinados a caducar.




¿Cómo influye la plasticidad cerebral en el aprendizaje de los estudiantes?

Es obvio que debemos usar la neuroplasticidad para el bien: para motivar, incentivar y entender que no hay una verdadera limitación en las capacidades de nuestros estudiantes. Educar no es una responsabilidad pequeña y está en los maestros hacer que el cerebro expanda su red de posibilidades hacia un crecimiento positivo. ¿Pero qué pasa cuando se genera un ambiente que hace crecer los miedos e inseguridades en vez de las capacidades?

Es contra ese tipo de "educación" que debemos luchar.


¿Cómo se puede aplicar la neuroplasticidad en el aula?

Si la plasticidad nos permite crear nuevos caminos de pensamiento, entonces una de las mejores maneras de incentivarla es generando espacios donde se cultive el pensamiento y la creatividad.

Por ejemplo, estimular el cerebro sacándolo de la rutina. Como docentes, estamos en la necesidad de preparar diseños de clase que sean no solo motivadores sino variados en forma: no sólo expositivos, sino con participación a través de distintos tipos de dinámicas. Algunas de las técnicas más exitosas son las que involucran a los alumnos en la producción del conocimiento, cuando se les da la oportunidad de investigar, trabajar por proyectos, exponer y desarrollar sus habilidades de expresión y concreción, debatir y defender ideas, etc.



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