Para la psicóloga Carol Dweck (2009), las creencias que construye el estudiante tienen un impacto en su forma de enfrentar el aprendizaje. Estas creencias se expresan en “mentalidades” que se generan a raíz de la visión que tenemos de nosotros mismos y del mundo. Según Dweck, hay dos tipos de mentalidades: La Mentalidad de crecimiento (Growth Mindset) y la Mentalidad Fija (Fixed Mindset).
La mentalidad de crecimiento considera que las personas pueden desarrollar sus talentos y habilidades a través del esfuerzo, la práctica y la instrucción. En la mentalidad de crecimiento, el talento es algo que se construye y desarrolla, no es algo con lo que se nace y se mantiene estático.
Si se identifica a estudiantes con altas capacidades y estamos en una mentalidad fija, en vez de una de crecimiento, generamos en ellos unas expectativas que tal vez no se cumplan. Por ejemplo, si esperamos que su rendimiento académico sea excepcional solo por sus capacidades intelectuales, estamos cometiendo equivocaciones, entre ellas:
a) Considerar que la inteligencia por sí misma lleva a un rendimiento sobresaliente, y de no alcanzar los resultados esperados generará gran frustración en los estudiantes con altas capacidades.
b) Si creemos que el esfuerzo no es necesario en aquellos estudiantes con altas capacidades, lo más probable es que los estemos guiando hacia el fracaso en vez de cultivar el talento.
La mentalidad de crecimiento permite reconocer los dones y talentos que poseen los estudiantes, pero se les orienta y alienta hacia la mejora a través del esfuerzo, la determinación y el compromiso con las tareas. Así el motivo central de la mentalidad de crecimiento es “Poder Mejorar” y se caracteriza por el esfuerzo y la perseverancia.
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Las personas con mentalidad de crecimiento al recibir una retroalimentación negativa sobre su rendimiento, muestran diferentes patrones de activación cerebral frente aquellos que tienen una mentalidad fija.
El foco de atención en la mentalidad de crecimiento está en aprender del fracaso, retener la nueva información y persistir a pesar de los contratiempos.
Se debe estimular a los estudiantes a desarrollar una mentalidad de crecimiento, orientándolos a mejorar a partir de sus errores y fijándoles metas cada vez más complejas. Esta mentalidad es un aspecto psicosocial, que se enseña, se entrena y es maleable, y muy necesaria en la educación de los niños, niñas y adolescentes.