LA CUENTA BANCARIA EMOCIONAL
Es una metáfora de la confianza incorporada a una relación. Es el sentimiento de seguridad que tenemos respecto de otro ser humano.
Si aumento mis depósitos mediante la cortesía, la bondad, la honestidad y mantengo mi compromiso contigo, en una cuenta bancaria emocional de la que te hago el beneficiario, estoy constituyendo una reserva. La confianza que me tienes, crece, y puedo apelar a esa confianza muchas veces, en el caso de que la necesite. Aunque me equivoque ese nivel de confianza, esa reserva emocional compensará la diferencia.
Pero si tengo la costumbre de mostrarme descortés e irrespetuosa, de exteriorizar reacciones desmesuradas, de comportarme con arbitrariedad, de traicionar tu confianza, finalmente mi cuenta bancaria emocional quedará en cero. El nivel de confianza será muy bajo. Es como si anduviera por un campo minado. Debo tener cuidado con lo que digo y hago. Muchas personas, relaciones y familias funcionan así.
Las cuentas bancarias emocionales con las personas con las que interactuamos frecuentemente requieren de depósitos más constantes. Las interacciones diarias o las impresiones que dejamos (de las que ni siquiera nos damos cuenta) determinan a veces retiros automáticos. Esto es especialmente cierto con los adolescentes.
Supongamos que las conversaciones con un hijo adolescente siguen la línea de “limpia tu cuarto, abotónate la camisa, apaga la tele, ve a cortarte el pelo, ¡y no te olvides de sacar la basura!” Al cabo de un período de tiempo, los retiros exceden mucho a los depósitos.
Supongamos que tiene un hijo adolescente y este está a punto de tomar decisiones importantes que afectarán al resto de su vida. El nivel de confianza es tan bajo y la comunicación es tan cerrada e insatisfactoria, que el joven no mostrará ninguna receptividad hacia sus consejos.
Puede que tenga conocimientos y sabiduría para ayudarlo, pero como su cuenta está casi vacía su hijo terminará tomando una decisión con una perspectiva emocional a corto plazo, que resultará en consecuencias negativas a largo plazo.
¿Qué puede hacer entonces?
Tal vez pueda tener pequeñas atenciones: invitarlo al cine o a tomar un helado. Probablemente el depósito más importante sea escuchar sin juzgar o sermonear. Solamente escuche y trate de entender. Hágale sentir su preocupación por él, el hecho de que lo acepta como persona.
Puede que al principio el joven no reaccione. Incluso puede desconfiar. Pero en la medida en que esos depósitos auténticos no se interrumpan, empezarán a sumarse. Disminuirán nuestros números rojos.
Recuerde que el arreglo rápido es un espejismo. Construir y reparar las relaciones lleva tiempo. Si uno se impacienta por la falta de respuesta o la ingratitud aparentes, tal vez esté retirando grandes cantidades y anulando todo el bien que ha hecho. Pero en esto no hay ninguna posibilidad de arreglo rápido.
La construcción y reparación de relaciones supone una inversión a largo plazo.
¿Y tú qué depósitos o retiros estas realizando en las cuentas bancarias de tus relaciones más cercanas?
Tomado del libro “Los siete hábitos de la gente altamente efectiva” de Stephen Covey
![](https://static.wixstatic.com/media/0eb940_1b05a0502fd24209a3aad6653787913e~mv2.jpg/v1/fill/w_147,h_124,al_c,q_80,usm_0.66_1.00_0.01,blur_2,enc_avif,quality_auto/0eb940_1b05a0502fd24209a3aad6653787913e~mv2.jpg)