El Perú es un gran país, donde abundan las oportunidades.
El Perú es más grande que sus problemas.
El Perú es un mendigo sentado en un banco de oro.
Somos luchadores, emprendedores y resilientes.
Si sobrevivimos a esto… como no vamos a poder con esto…
Son algunas de las expresiones que escuchamos y decimos para reafirmarnos que somos grandes y capaces de hacer frente a cualquier adversidad. Sin embargo, ¿Cuántos de nosotros realmente, podemos decir que nos sentimos capaces de hacer frente a “lo que venga”?
La respuesta se encuentra directamente relacionada al desarrollo de nuestra autoestima, a la autopercepción que tenemos de nosotros y de nuestras capacidades.
Autoestima, por definición es el conjunto de aquellos sentimientos de valor que tenemos sobre nosotros y que influyen en forma positiva o negativa en la relación que tenemos con otras personas. Y en los docentes, influye directamente en las relaciones que establecen con sus estudiantes.
Una sana autoestima en el docente, le permite actuar con seguridad y confianza al conducir el proceso de enseñanza aprendizaje, le otorga más valor a lo que sabe y a lo que puede ofrecer. De este modo puede inspirar y generar confianza a sus estudiantes.
Las dificultades que presentan los estudiantes son variadas y algunas están relacionadas a la autoestima; por ejemplo: la falta de motivación, el bajo rendimiento académico, el consumo de drogas y alcohol, el aumento del ausentismo y la deserción escolar (Arzola et al., 1991; Arzola, 1992; Collarte, 1992), y los docentes en esa interacción constante, pueden influenciar y generar un cambio significativo en los resultados de sus estudiantes.
Tomar conciencia de cómo nos sentimos con nosotros mismos, de lo que pensamos sobre nosotros, es tan básico que tendemos a pasar por alto el impacto que puede producirse en los demás y en nosotros mismos.
La forma en que nos hablamos, andamos, cómo nos arreglamos, cómo nos vestimos. lo que comemos y de qué manera lo comemos, cómo miramos a los demás y como dejamos que nos miren. Nos indican quiénes somos, lo que pensamos, lo que sentimos e imaginamos y el valor que le damos a nuestro ser y a lo que nos rodea.
Un verdadero autoconocimiento nos conduce a un real conocimiento de los demás, y también a comprender y respetar puntos de vista diferentes a los nuestros. Este simple principio, que parece tan obvio, requiere toda nuestra reflexión y voluntad para realizarlo.
La pregunta que a diario debe formularse cada docente es: ¿Con mi actitud y mi comportamiento estoy aumentando o disminuyendo la autoestima de mis estudiantes?
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